miércoles, 17 de febrero de 2016

Alzheimer: afrontando el diagnóstico

Afrontar el diagnóstico del Alzheimer en el entorno familiar es posiblemente el primer y más importante paso para sobrellevar con respeto esta dura enfermedad. 

La Psicóloga Cristina Cuando hablamos de Alzheimer  parece que cualquier persona tiene una idea de lo que supone este diagnóstico, pero no es sino cuando tenemos que afrontarlo que nos damos cuenta del significado de esta palabra.
Para las familias que se encuentran en esta situación, su primera reacción suele ser la desolación, pasando a tener sentimientos de injusticia por la vida que les ha tocado vivir. Aceptar este diagnóstico puede convertirse en un duro camino.
La forma en la cual la persona afronta la enfermedad marca de una manera significativa, el día a día, tanto en la vida del propio enfermo como en la del cuidador del enfermo de alzheimer. Un mal afrontamiento puede favorecer sentimientos de tristeza, nerviosismo, ansiedad o insomnio, pasando en muchas ocasiones por los malos tratos.
Cuando nos encontramos ante el diagnóstico de esta enfermedad, tanto la propia persona como sus familiares, suelen pasar por cuatro fases completamente normales hasta llegar a aceptar esta nueva situación en su vida, a saber:
1. Negación del problema. El pensar que no es posible, que ha habido un error, nos ayuda a controlar la ansiedad que puede aparecer. Es nuestra forma de “mantener a raya” los miedos. Se evita hablar de ello, así como del deterioro del familiar, pensando que es “algo temporal” o “siempre ha sido muy despistado”. Esta fase, normalmente, es temporal.
2. Sentimientos de enfado. A medida que el cuidador va aceptando la nueva realidad en la que vive, es muy común que aparezcan sentimientos de rabia y malestar por la “injusticia” que supone la nueva situación en la que se hallan inmersos y que condiciona en mayor o menor medida la dinámica familiar. Además, los cuidadores comienzan a buscar información para aprender lo máximo posible, sus causas, cómo evoluciona, recursos asistenciales, problemas de comportamiento,… Lo más recomendable en esta fase es “darse cuenta” de estos sentimientos de ira y poder expresarlos, ya que, es una emoción muy intensa que termina agotando a la persona que lo sufre y a los que le rodean.
3. Depresión. Es totalmente normal tener síntomas de depresión, tales como problemas para dormir, pérdida de apetito, ansiedad, pérdida de energía, aumento de peso, autoabandono (dejar de lado nuestro cuidado personal en todos los ámbitos)… Ésto nos debilita en todos los sentidos. Los sentimientos de enfado, pueden continuar, dejando paso a sentimientos de “pérdida” de un cónyuge, padre o madre. A su vez, la persona comienza a reorganizar su vida, intentando llevarla de forma más normal, aceptando cada vez más estos cambios.

4. Resolución. En esta fase, hay un aumento importante en la capacidad de manejar los sentimientos anteriores de ira y depresión, con una nueva adaptación, que no todos los cuidadores o pacientes llegan a alcanzar. En esta fase, sigue habiendo sentimientos de pena y tristeza, pero en este momento somos más capaces de afrontarlos y expresarlos de una manera adecuada y beneficiosa. Es importante reconocer estos sentimientos cuando aparecen y aceptarlos como algo natural, pero también es importante superarlos.  Es un periodo de adaptación y ajuste a la nueva situación que, en no todos los casos, sigue las fases anteriores y varían o se solapan unas con otras según la persona.
Antes de aprender a enfrentarnos a esta enfermedad, es necesario aceptarla. El Alzheimer es un camino a recorrer en la vida que una vez llega al final, seguramente no sea igual a cuando comenzó. Y para ti ¿qué significa la palabra “Alzheimer”?

Escrito 
Cristina Pérez Simón
fuente blog infoelder.com

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